La infancia Social

La Infancia Social

Autor: Manuel López Espino
La infancia es esa etapa preciosa donde se desarrolla la persona, aprende a caminar y a hablar, a interactuar y a tener confianza en sí misma, donde empieza a tener consciencia de ser alguien independiente con unas cualidades y unos principios. 
En Grecia, cuna de las escuelas, curiosamente no hay estatuas de niños, ni había limitación de edad para considerarse un infanticidio, la niñez no estaba considerada como una etapa diferenciada del resto del proceso evolutivo de la persona, Aristoteles fue el primero que habló de poner normas para proteger al niño.  La palabra escuela griega procede de la raíz: “tiempo libre”, pensaban que una persona libre, su tiempo libre lo usaría para pensar y adquirir conocimientos, por lo que la escuela era para todas las edades conjuntamente, les unía el maestro no la edad. Que pensarían esos griegos si ven como en nuestro mundo se usa el tiempo libre. Con la llegada de los romanos, se presta más atención a los niños, ponen la primera ley que protege al menor. Hablan de proteger al niño ante la violencia y el sexo. Quintiliano (siglo I d. C.) ya habló de un sistema educativo por diferencia de edades y en cada etapa un aprendizaje adecuado a sus capacidades. 
Con la invasión de los bárbaros se pierden todos los derechos y beneficios de la niñez y en la edad media desaparece la diferencia entre la niñez y la madurez. Desaparece el pudor, la escuela, la lectura y la educación. Los niños quedan relegados a un segundo plano, a ser usados, a ser objeto de todo tipo de abusos, donde su único objetivo era sobrevivir en un mundo procaz, primando la ley del más fuerte con sus instintos primarios como base de la sociedad. Una época donde no se celebraban sus cumpleaños en muchos países por no considerarlos importantes, ese periodo entre los 6 años hasta los 16, donde forjamos nuestra personalidad, no se les vestía de forma diferente, incluso en algunos sitios se les llamaba con el mismo nombre a los hermanos por la alta mortalidad infantil que había para evitar el afecto y por tanto el dolor de la pérdida de un ser querido. Hablamos de unos 1000 años donde desaparece lo que entendemos ahora como amor paterno filial. 
Hasta la aparición de la imprenta en el siglo XV, donde vuelve a leer la población, vuelve la educación y la escuela, surge  el renacimiento, y gracias a figuras como el erudito, escritor y humanista Erasmo de Rotterdam, vuelve el concepto de la niñez; habla de lo importante que es que la escuela pública esté abierta a todos para evitar las desigualdades sociales y que el niño pueda adquirir las cualidades de bondad, sabiduría y poder a partir de los 7 años. Él ya sabía que se trataba de un momento clave para el ser humano, donde superamos los miedos, ganamos confianza, tenemos inquietudes, aspiraciones y empezamos a amar y relacionarnos con otras personas de forma sana, pasando de ser un bebé dependiente y con pensamientos egocéntricos, a una persona que ya puede comer sola, andar y hasta trabajar, como sigue ocurriendo hoy en día en muchos países. 
Es en el siglo XVII cuando aparece la primera literatura infantil, libros de urbanidad, de pediatría y de educación propiamente dichos, nacen las teorías de John locke, donde propone que el niño es una tabla rasa que  hay que rellenar con la educación y las normas sociales, y las de Rousseau, que piensa que el niño nace libre y bueno; es la sociedad quien lo deteriora, el niño tiene una evolución natural que solo hay que encauzar pero no encadenar. A principios del siglo XX surgen los otros dos genios de la evolución infantil, Vigotsky y Piaget. Para Vigotsky, el niño es un sujeto activo que construye su conocimiento, y es a través de la interacción con los otros lo que transforma su visión de la realidad, por eso es tan importante con quien nos relacionamos, son los otros los que nos ayudan en nuestro constante proceso de aprendizaje y desarrollo. En el caso de Piaget, el aprendizaje se produce de manera individual. Es el conflicto entre lo nuevo y lo que ya tenemos establecido lo que lleva al individuo a buscar el equilibrio. Estas teorías se siguen discutiendo hoy en día y los sistemas educativos están basadas en una u otra. 
Curiosamente con la revolución industrial aparece otro apagón para la niñez de la clase obrera, los hijos son obligados a trabajar en las minas y en las industrias como mano de obra barata, es solo entre el siglo XVIII y el XIX, a partir de ahí, vuelven a surgir leyes de protección al menor, cada vez defendiendo más al menor y conociéndolo mejor. 
Es una pena ver como esa infancia tan bien separada y protegida ante la adolescencia y la madurez está volviendo a desaparecer; vestimos a los niños como adultos, les dejamos ver películas de adultos, estar en conversaciones de adultos, les tenemos horarios de adultos y les dejamos jugar a juegos de adultos, sin darnos cuenta que sus filtros son más finos y delicados que los nuestros y sin ver como les influye y les perturban algunas realidades que les llega de ese mundo adulto, para los que todavía no están preparados.  Un mundo en el que desaparecen los juegos infantiles, donde sobre la marcha valía cambiar las normas, donde la imaginación y el divertimento era lo más importante y se sustituyen por juegos de competición, con unas normas rígidas hechas por adultos y donde lo importante es ganar. Destruimos la inocencia, la capacidad de sorprendernos, de disfrutar con cualquier cosa, la espontaneidad, la relación directa con la naturaleza o con otros niños, y lo sustituimos por maquinas, por miedos y por la posesión material, lo sustituimos por estar más tiempo con adultos, viendo y escuchando cosas de adultos y con obligaciones de adultos. 
Empezamos a ver niños castrados mentalmente sin inquietudes, sin sueños ni aspiraciones, donde sus relaciones son superficiales, donde siguen con miedos infantiles y sin personalidad al finalizar su etapa y entrar en la adolescencia. Estamos destruyendo las fases de la evolución, y el resultado son personas adultas, con miedos de niños y sin capacidad de luchar ni de afrontar su propia vida.  
Quien no ha oido hablar de la poda sináptica, cuando  nuestro cerebro corta conexiones neuronales que considera poco útiles y se fragua en lo que ha aprendido, desaparece la imaginación y el cuestionamiento para aceptar lo establecido, es como si la arcilla de nuestro proceso mental estuviera blanda en ese periodo de niñez y según como la moldeemos, así podremos vivir nuestra madurez, realizando  mínimos cambios. Cuanto más podemos con nuestros sistemas educativos, más tenderemos a una sociedad que busca un sistema de certezas, sin cuestionarnos ideas nuevas, donde los adultos de hoy, no son capaces de buscarlas y donde la clase dirigente y los medios de masas están siendo incapaces de establecer un mínimo sistema regulador ante una realidad aparentemente desestructurada, donde mutan diariamente las ideas, las metas, los valores y algo más tangible como es el trabajo y de la educación. Falta un grito que denuncie la esterilización de las mentes fecundas que está produciendo este sistema opresor que condena a la juventud a ser meros repetidores de dogmas y como consecuencia a automutilarse para no enfrentarse nunca a los estamentos superiores que dominan y controlan el pensamiento y los deseos de las masas. 
Nos dan pequeñas píldoras de libertad, cuando en el fondo solo son las opciones por donde ellos quieren que nos movamos, no cabe opción nueva o incontrolada por ellos. ¿Dónde están las preguntas de esta juventud?,¿no hay una sola autocrítica? Parecen tenerlo todo muy claro. Todo está perfectamente planificado para que no surja entre la masa una duda metódica que pueda hacer temblar los pilares de la organización, esa duda que es el pilar de todo progreso intelectual. 
Nos han dado las ideas mascadas y nos las reiteran cada día para  conseguir así que el sujeto tenga una identidad narcisista en la cual cree ser aquello que repite como cantinela, abandonándose sin buscar una identidad propia, donde cuestionarse lo establecido y crear sus dudas. El sistema se encarga de ponerte las opciones, de responderte a las dudas que ellos mismos han marcado, y de ponerte las otras opciones divergentes a las que poder odiar. (Es como si nuestros progenitores pudieran controlar quienes van a ser nuestros amigos, y quienes nuestros enemigos y hasta dónde podemos enfrentarnos, estando las dos figuras al servicio de nuestros padres. Sabiendo que todas las ideas que me digan mis amigos y mis enemigos están ya impuestas por ellos y solo podemos elegir entre una o la otra, no hay ni puede haber nadie más que me influya puesto que no hay más gente a mi alrededor, todas las variables están controladas). En nuestro mundo solo existen los partidos políticos puestos por el sistema, subvencionados desde su creación por empresas o países que quieren el control de la masa y que no cambie nada, controlando a través de subvenciones los medios de comunicación, y la educación. Un ejemplo claro es subvencionar el papel de los periódicos, dar las licencias para abrir una cadena nueva de radio o TV, o darte la publicidad estatal, o como hacen los regímenes autoritarios directamente, manipulando el contenido educativo para manipular a las masas. 
Estamos ante un estilo de vida que ha perdido sus marcos referenciales y ordenes de legitimación de su cotidianidad. Faltan pensadores que no se queden en la superficialidad del presente en el que nos encontramos, que apuesten por un futuro que no veremos, pero que nuestros hijos van a heredar, volvemos a perder la importancia de la niñez y solo pensamos en el presente.
Con la llegada de la televisión a partir de los años 50, 60, dependiendo da cada país, desaparece el pudor y la canalización de los mensajes que pueden llegar al niño, cada vez las barreras entre los mensajes para ciertas edades se rompen, y con la llegada de internet desaparecen por completo. El niño ya no tiene esa protección del adulto para canalizar los estímulos que le llegan. Ya no hay códigos ni ritos para salvaguardar la infancia. No hay tiempo, ni tienen capacidad para que sus cerebros puedan digerir tanta información, esto ya se vio en el medievo y nos llevo a una civilización primaria, sin niñez, con adultos infantiles donde solo queda la animalidad, impulsos de satisfacción inmediata, agresividad. Pasamos del dominio de la mente sobre el cuerpo a la esclavitud de la mente por el cuerpo. El concepto del esfuerzo por educarse uno, esta desapareciendo. Nunca ha sido tan fácil tener tanta información al alcance de la mano y con tanta facilidad, pero de nada nos sirve sin una preparación previa para saber que buscar y como utilizarlo. Se critica el aprendizaje de memoria por grandes expertos de la educación de nuestro tiempo, pero yo les preguntaría si acaso no es cierto que solo sé aquello de la que me acuerdo. Solo lo que tengo en mi cerebro es lo que mi cerebro puede procesar y gracias a las aportaciones de otros genios podemos evolucionar; pero si no sé lo que se hizo, porque no lo he aprendido ni lo puedo recordar, ¿Como voy a poder evolucionar a nivel individual o podré tener grandes ideas o tan solo una conversación inteligente si nada recuerdo? 
¿Acaso debo pensar que cuantos menos conocimientos y menos cultivada tengan la mente nuestros jóvenes, mejor los van a poder manejar las clases dominantes, mejor voy a venderles y hacerles depender de las marcas que consuman y más dependientes van a estar de los últimos modelos? Estamos creando individuos cuyas personalidades están atadas a las marcas y a ideas que no son suyas. Se acaba el mundo de los pensadores y se sustituye por el mundo de los dogmas externos, el mundo de la ignorancia. Se anula la sabiduría popular, la de nuestros mayores y se sustituye por el “saber” que aparece en las películas, los anuncios y lo que dicen los nuevos héroes famosos de TV con cuerpos esculturales y vidas fáciles sin esfuerzo. El adulto deja de tener interés en ser padre para seguir siendo un niño y el niño quiere dejar de serlo para ser adulto. Adultos que buscan su autosatisfacción ególatra, es la época del auto narcisismo, donde dedicar tiempo a los niños para que aprendan y maduren no está dentro de los esquemas de estos nuevos padres, es la ley del mínimo esfuerzo, donde no queremos problemas ni planificaciones de futuro, es la época de abandonar a los hijos al sistema educativo, a las redes sociales y a la TV, para que dejen al adulto autosatisfacerse sin obligaciones ni responsabilidades. Es la época donde no se lucha por la pareja ni se aguanta nada del otro, la ruptura es la salida fácil para buscar gente nueva que no den problemas, ni nos hagan esforzarnos, solo satisfagan el presente. 
Pero las consecuencias empiezan a verse, las tasas de delitos de la juventud en los países occidentales a crecido de forma exponencial desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la agresividad aumenta de forma preocupante, la hostilidad se da por celos, las agresiones dentro de la pareja aumentan de año en año, la impotencia de no tener capacidad ni ingenio para conseguir lo que quiero provoca ira y esta violencia. El alcoholismo y la drogadicción que eran patologías de adultos, ha pasado a ser un problema grave entre los jóvenes. 
No es fácil comprender algo cuando se está capturado en el mismo ritmo que generan la confusión y el sufrimiento. Pero por supuesto que hay muchos padres que si saben sacrificarse, que crearán los adultos del futuro.  
 

 

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