El Pensamiento

El Pensamiento

Pensamiento, del latín “pensare” es un término comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los productos que la mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación. Según la definición teórica, el pensamiento es aquello que se trae a la realidad por medio de la actividad intelectual. Por eso, puede decirse que los pensamientos son productos elaborados por la mente. El pensamiento tiene capacidad de generar nuestra realidad, de ahí esa frase: “ten cuidado lo que deseas, que se puede hacer realidad”, o tan solo, es que ¿el pensamiento nos mueve para hacer cosas que son las que nos llevan a esa realidad? Contando con todo aquello que hacemos inconsciente, todo eso está directamente influenciado por el pensamiento y junto con lo consciente, al final somos nosotros los que conseguimos nuestro sueño gracias a lo que pensamos y hacemos. Eso me dice la razón, pero mi parte irracional me dice que también influimos en la realidad fuera de nosotros cuando deseamos algo con mucha fuerza.
Somos parte del todo que nos rodea y estamos hechos de lo mismo que hay a nuestro alrededor, por lo que si puede haber algún tipo de comunicación entre el todo de fuera y mi pensamiento será una energía que nace en la psique y se lanza al mundo donde influye de alguna forma aún no cuantificable. ¿Alguna vez has estado pensando mucho en esa persona y de pronto te llamó o te la encontraste? podemos creer en la casualidad o pensar hay algo más. Está científicamente comprobado que el mundo no es realmente como se ve, a donde mires puedes ver árboles, edificios, personas, coches o animales, pero si miras con un microscopio verás que todos los objetos y seres están compuestos por partículas subatómicas y cuando seguimos reduciendo la materia podemos darnos cuenta de que en realidad un átomo se compone por pequeños paquetes de energía vibrando a diferentes velocidades, nada es sólido, todo está compuesto de energía,  y es la velocidad a la que vibra la energía lo que determina si es una roca o si es agua, por tanto, esa energía se comunica para formar la realidad, y eso tiene que tener un lenguaje que puede ser el mismo que produce nuestro pensamiento. Como muy bien dijo Marco Aurelio: “La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella.”
Podemos creer en los signos del zodiaco con su influencia en nuestra vida, por la hora y día de nacimiento, creer en la capacidad de algunas personas en adivinar el futuro, creer en dioses desde que el hombre es homo sapiens, y ¿por qué no creer en el efecto del pensamiento aunque aún la ciencia no conozca ese lenguaje?. Parece que si hay influencias ajenas a lo racional, que ha movido al hombre en su evolución.
Durante la guerra fría tanto EEUU como la Unión Soviética gastaron millones en estudiar las capacidades psíquicas de algunas personas, donde se vio que si pueden mover objetos, adivinar pensamientos e influir en otras personas a través de su psique. Capacidades que llevamos décadas sin desarrollar ni fomentar por el raciocinio. Recordemos cómo se construyeron ermitas en lugares donde hoy en día se sabe hay energías diferentes a las de su entorno, donde se ha comprobado que los lobos no cazan en esa zona, el ejemplo más claro es el Monasterio de El Escorial, situado justo sobre dos fallas tectónicas, donde se abre la tierra al fuego del centro de la tierra. A parte de hacerse en conmemoración de la Batalla de san Quintín, (1557) o en honor del emperador Carlos I, hay una tercera versión que dice que Felipe II lo hizo ahí para tapar las puertas del infierno, recordemos que en esas épocas no había forma de medir ni de saber eso, tan solo era capacidad de percepción de algunos humanos. A mí me convencen todos estos datos como para sí creer que tenemos capacidades que pueden influir en lo que nos pasa independientemente de lo que hacemos, tan solo por lo que pensamos. Lo bueno es saber que nuestro pensamiento nos lleva a conseguir objetivos, y lo malo es que la influencia de determinadas personas nos hacen pensar en ideas que no son nuestras y al final nos movemos por el pensamiento de otros sin darnos cuenta, renunciamos a nuestros sueños porque el otro no quiere los consigamos y al final pensamos en lo que el otro o los otros quieren para nosotros. Dejamos de ser dueños de nuestros pensamientos y nuestras vidas las dirigimos hacia dónde quieren los demás. Dejamos de vivir nuestra vida para vivir la que nuestro entorno nos dice que debemos vivir, sin darnos cuenta de cómo se produce este proceso. Es la nueva esclavitud que se vive en esta sociedad, defendiendo ideas y actos de otros y creyendo son nuestros; no hace falta decir que esto pasa a pequeña escala entre nuestro grupo, o a gran escala con las ideas políticas, o las marcas que usamos o donde vivimos o donde vamos.
En ocasiones entramos en contradicciones entre nuestro propio pensamiento y el de las influencias externas y solemos somatizarlo, bien en dolores, o en una conducta más agresiva al tener una lucha real en nuestro interior, todo por querer contentar a los de fuera más que seguir nuestro propio instinto. Cuantas enfermedades están producidas por esa lucha interna, tanto psicológicas como físicas, todo por no saber afrontarlo y resolverlo. Nuestro cuerpo que es muy sabio, usa esas dolencias como válvula de escape a esa presión que nos ocasiona, cegándonos y dejando de ver la realidad, nos hace fríos y distantes por la pérdida de sensibilidad al tener nuestros sentidos enfocados solo en terminar con esa tensión de la forma más rápida o fácil independientemente sea la mejor opción o no. Incluso falseando la realidad y sin ver lo bueno o lo malo de cada parte, nuestro consciente tan solo quiere pintarse una realidad que le valga para mantener una actitud que creemos nos sacará de ese mal estar. El ejemplo más claro es en el amor, una emoción tan frágil y tan manipulable cuando nos hace sufrir, donde el mal estar nos hace escuchar consejos ajenos a la relación y por tanto a la realidad, pero que consideramos más importantes que lo que nosotros pensamos ya que lo nuestro nos hace sufrir y tan solo queremos acabar con ese sufrir, sin importar que la salida sea la mejor. Recuerda que nuestros sentimientos distorsionan el pensamiento independientemente de la realidad, por lo que procura controlarlos o puedes llegar a hacerte daño al poner tu pensamiento contra ti. Los sentimientos negativos como la ira, la rabia y el odio te llevarán a pensamientos negativos no solo hacia el otro, todo lo que piensas te afecta a ti. Cuando algo te desagrada, piensa que eres tú quien ha creado toda esa negatividad hacia ello y por tanto te produce esa sensación, tan solo mira la parte positiva de eso y veras como tú percepción cambia, pudiendo llegar a convertirse hasta en algo positivo.
Cuantas veces nos hemos puesto malos (descomposición, dolor de cabeza, de estomago, un catarro) ante una situación que pensamos es difícil y cuantas veces nos hemos recuperado ante una situación que creemos nos va a hacer sentir bien ( una fiesta, una cita con la persona deseada o un trabajo que deseamos conseguir), o tan solo pensar que esa comida me va a sentar bien o mal y se cumple; está claro que nuestro pensamiento influye en nuestro cuerpo, al igual que en nuestro estado de ánimo en cuanto pensamos ahí me voy a aburrir o me lo voy a pasar bien sin ver aún la realidad de lo que me voy a encontrar.

¿Quien no ha deseado mucho que ocurra algo para intentar llegar a lo que desea, que al final ha ocurrido. Como desear que me toque un bingo para estar más tiempo con mi amor, o que esté un sitio abierto para no irte aún a casa, o que vendan una casa en el bloque donde quiero vivir?. Si alguien a sonreído es porque lo ha vivido y me alegro haber creado un pensamiento agradable en algún lector.
Si  preguntara: ¿De qué depende tu vida, tu éxito o tu fracaso? Mucha gente hablaría acerca de la suerte, la buena fortuna, la casualidad etc. Es impresionante que la gente crea que absolutamente todo en el universo es gobernado por leyes y principios, excepto sus propias vidas, piensa en esto: El universo es gobernado por leyes y tú eres parte del universo de manera que tu vida no es obra de la casualidad si no de principios y leyes que se han puesto en funcionamiento y tu pensamiento es parte de ese proceso. Está claro que el pensamiento mueve nuestra vida y es responsable de cómo vivimos y de lo que hacemos, pero tengamos cuidado con las nuevas tendencias del pensamiento positivo, nuestro pensamiento debe ver toda la realidad, y así poder hacer una elección más acertada. Aceptemos que el sufrimiento es parte de la realidad y que en ocasiones es el único camino para conseguir nuestro bienestar. Tan solo ten cuidado con los falsos pensamientos, porque se vuelven hacia nosotros y según la ley de causa y efecto, llamada «karma». Quien no quiere escuchar debe oír. Cuando desees algo no renuncies a ello por muy difícil que parezca ni por muy imposible que todo el mundo te diga que es, lucha por ello, sin perjudicar a nadie y haciendo las cosas bien, el mundo se pondrá de tu lado para que lo consigas. Ya lo dijo Jesus en Mateo 17:20
“… porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”.

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