Sentido de la vida

Autor: Manuel López Espino

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Cuantas veces hemos escuchado que la vida está hecha al revés. Tendríamos que nacer siendo viejos, pasar los primeros 23 años formándonos con la sensatez y prudencia de los mayores, dando tiempo a lo que es importante realmente y sabiendo estar solos para pensar a donde quiero ir y con quienes quiero hacer mi camino. Nuestro físico nos acompañaría para dedicar más horas a la paz y tranquilidad que requiere el estudio e iríamos viendo el mundo desde el punto de vista del débil fisicamente que da más importancia al pensamiento que al cuerpo. nos pondríamos con 65 años a trabajar, a crear una familia, a poder disfrutar con dinero, dándonos cuenta que cada día nos encontramos mejor físicamente para llegar a los 45 años en la misma situación que hoy en día. Sería nuestro ecuador de la vida, donde ya se debería tener una estabilidad para poder empezar a dedicar más tiempo a divertirse, hacer deporte, viajar, disfrutar de la cultura, y de todo aquello que de forma racional y no impulsiva o por falta de personalidad hayamos elegido, teniendo un periodo hasta los 15 años donde el cuerpo responde completamente. Cuando tengamos los 15 años, empezaremos a darnos cuenta al igual que nuestros «jóvenes» que hay que empezar a cuidarnos, porque el niño al igual que el anciano, en determinados momentos tienen muchas similitudes en sus dependencias, en sus demandas y en su incapacidad para vivir sin ayuda en este mundo.

Sabiendo que este pensamiento es irreal, sí podríamos intentar sacar alguna conclusión tras ponernos en esa situación: Como que el raciocinio del mayor es mejor que la impulsividad del joven para decidir el camino de mi vida, o que debemos disfrutar de las cosas cuando tenemos un cuerpo que nos acompañe y no dejar para nuestra jubilación la realización de nuestros sueños. Dejo libertad para que ustedes, amigos lectores sigan pensando en más.

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