La memoria depende esencialmente de leyes psicológicas; por ejemplo, su motivación.
La memoria implica toda su personalidad, y la calidad de la memoria depende esencialmente de su resorte afectivo. Usted memoriza sobretodo, lo que ama, lo que le interesa.
Así, un deportista que conoce de corazón las normas, la ascendencia, las características de un gran número de caballos de carrera, puede ser incapaz de retener una fórmula física o una de química, así sean simples. No es que tenga características especiales de memoria para lo que concierne a los caballos, sino, que como el se interesa más en las carreras que en otras áreas del saber, su memoria está polarizada.
Es la misma memoria del político que se acuerda del contenido de los discursos de sus colegas. Y esta polarización puede aplicarse a distintos dominios. Ustedes seguramente han conocido el ejemplo del muchacho que, desde los 8 años de edad, conocía el nombre y ubicación de los principales cráteres y montañas de la luna aunque era incapaz de situar las montañas de su entorno: él se interesaba vivamente en la astronomía y no en la geografía.
Parafraseando una máxima célebre, usted podría decir al respecto: “Dime lo que aprendes y lo que retienes fácilmente, y te diré quien eres”.
Usted debe, por la misma razón, buscar sinceramente lo que le gusta hacer y dirigir, en la medida de lo posible, sus estudios y su trabajo en tal dirección.
Así y todo, el escollo aquí es el tomar por aptitudes las disposiciones que se pueden tener al estudiar tal o cual disciplina, al realizar tal o cual trabajo, o ejecutar tal o cual función, pues si los talentos y los gustos están frecuentemente asociados, ellos son en ocasiones, divergentes, y hasta opuestos. Una cosa es que le guste un trabajo y otra distinta es estar para ello, calificado. El hecho es claro en el dominio del arte y especialmente en la literatura.
Incluso, es difícil frecuentemente, discernir las aptitudes reales de un adolescente y desprender de ellas qué es lo que él especialmente debe cultivar. Sus verdaderas capacidades pueden estar dormidas o retardadas. Por lo que conviene ser extremadamente prudente en el dominio de la orientación profesional, tanto más cuando sabemos que la ejecución de test es artificial.
De otra parte, es preciso señalar que las exigencias de los exámenes universitarios y de la vida cotidiana obligan frecuentemente a asimilar conocimientos que pueden no interesar o por los cuales usted experimenta incluso más o menos aversión.
Antes de emprender sus estudios, medite sobre lo que lo lleva a gustar de ellos.
Descubrirá seguramente que no son sino la oportunidad de poseer conocimientos a fin de satisfacer sus ambiciones, intereses, deseo de superioridad y de progreso. Su asimilación deviene entonces un problema personal, una forma de competencia deportiva en la que usted debe salir triunfante. Pero, en efecto, no hay disciplina intelectual, por árida que sea que no presente algunos aspectos agradables y seductores. Estos son los que usted memoriza.
La lectura juega un rol de primer orden en la adquisición de los conocimientos y en el proceso de la madurez. Ella le permite, en particular, llenar el bache que existe entre el conocimiento y la acción y mejorar de este modo, vuestro comportamiento individual. De otra parte, leer da el modo, muy especialmente en lo que concierne a las disciplinas científicas, de entrar en contacto con las realidades que se instalan, en mayor medida cada día, en las bifurcaciones del pensamiento.
Sin duda, en nuestra época, la radio y la televisión le han quitado al libro uno de sus roles esenciales que es el de aportar conocimiento.
Pero lo escrito presenta una ventaja considerable sobre lo audiovisual, pues es vehículo indispensable para la reflexión. Al contrario que con las informaciones audiovisuales, que son más o menos pasivamente “recibidas”; la lectura representa un medio “activo” de conocimiento. Ella provoca generalmente la puesta en marcha de las mejores facultades intelectuales:
La concentración, la atención activa, la comprensión, la confrontación del pensamiento del autor con su propio pensamiento, fortaleciendo el carácter que se precisa por la elección constante propuesta por el espíritu crítico, la imaginación se alimenta de fuentes literarias. Para comprender mejor el pensamiento político, económico, social, literario, científico, filosófico y moral, es preciso leer.
Es fundamental que un joven sepa leer de forma comprensiva y crítica, sepa estudiar discerniendo lo que hay que razonar y lo que hay que simplemente memorizar, y sobre todo, hacer que le guste la adquisición de conocimientos y la ilusión por descubrir nuevos horizontes.