Madurar

Madurar

Articulo de:

Manuel López Espino

Madurar es superar a la figura que tienes por encima de ti. El hijo se mide con el padre, le reta constantemente y quiere buscar su espacio, su libertad en la medida que se la va ganando. El buen padre sabe que tiene que ir dejándole poco a poco, es un proceso donde hay que ir viendo su preparación. Hay que darle su espacio y sus conquistas, sin perder la autoridad, ni mermar el respeto. En esa “lucha”, el hijo va ganando confianza para enfrentarse a las dificultades de la vida, va conociendo sus limitaciones, para poder aumentar sus capacidades, va viendo su ignorancia, para poder formarse y culturizarse. 

Todos podemos recordar el ejemplo clásico de esta “lucha sana”: -“A las 22:00 en casa”, y llega a las 22:10, con un argumento digno de un escritor de ficción. Esos son los pulsos sanos a los que me refiero, donde es bueno hacerse el tonto y aceptar su mentira trabajada y bien elaborada que lleva implícito el respeto que nos tiene por el tiempo que le ha llevado elaborarla. Distinto es el joven que no respeta y llega una hora tarde, borracho y diciendo: “ déjame en paz”, ante esta postura es cuando debemos ejercer la autoridad y hacerle ver que así no conquistará su espacio ni llegará a ser maduro, con esos mecanismos será un desgraciado en este mundo y no sabrá abrirse paso en la vida. Será un déspota y querrá las cosas sin valorarlas y sin luchar por ellas de forma digna. 

El joven que desde pequeño ha percibido que tiene que ganarse las cosas, que no me regalan nada, es el que aprende que cuanto más cosas sepa, mejor sabrá enfrentarse a los retos y más cosas podrá conseguir. El que se da cuenta que la vida es más fácil, cuanto mejor preparado se está. Que disfrutas más llenándote que gastando, que la vida merece la pena y que uno mismo sí puede influir mucho en el rumbo hacia el que va su vida.

No pretendamos que maduren a través de la historia ni de las experiencias de los demás, cada uno vive su momento histórico y no podemos juzgar cómo actuaron y vivieron otros su momento en su espacio de historia. Lo que sí podemos hacer es dar un sentido a nuestra vida a través de la vida de otros, buscar en cada historia personal los principios y valores que yo tengo y ver como los usó esa otra persona en su momento, conocer lo que ocurrió y si sigue ocurriendo en mi vida, juzgarnos a nosotros mismos para aprender y darnos cuenta de lo que hacemos, de lo que creemos y de los ideales que perseguimos. Plantearme sin apego si son correctos o si los cambio, darme cuenta que hago mi camino, no el de otro, y que disfruto ese camino por muy duro que sea, gracias a mi ilusión y mis ganas de vivir. Estos pasos tengo que tenerlos presentes cuando estoy ayudando a alguien en su proceso evolutivo, su proceso de madurez.

Al leer historia, te das cuenta que la vida se te va en cada Segundo, que si no tienes nada dentro tienes que estar llenándote de cosas materiales que no son tuyas, que hay que comprar y pagar con tiempo y trabajo, tiempo que es lo único que sí puede ser tuyo al emplearlo en lo que realmente te llena, y es ahí cuando empiezas a dar más sentido a tu vida, valoras más tu tiempo y tú libertad. Uno de los peores sentimientos que puede sentir un joven, es su vacío interno, su miedo a no verse preparado para afrontar su vida, su incapacidad para estar bien. Este sentimiento es el culpable de muchos actos vandálicos para intentar llenarse rompiendo con las normas que ven opresivas para su “libertad” sin recursos, de el abuso de drogas que les hace olvidar quienes son y de  suicidios entre nuestra juventud.  

Se considera el suicidio como una de las principales causas de muerte en todo el mundo. En nuestro país es la primera causa externa de muerte entre los hombres, seguida por accidentes y la tercera entre las mujeres. hablamos de 10 suicidios al día, casi el doble que por accidentes de tráfico y 80 veces más que por violencia de género. Siendo Galicia y Asturias donde más casos se contabilizan y Madrid donde menos. 

El suicidio entre los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 34 años, se está convirtiendo en un problema de salud pública en los últimos años, al ser la segunda causa de muerte tras los tumores. Teniendo en cuenta que no todos los suicidios se contabilizan por la dificultad que conlleva en muchos casos, estamos hablando de cantidades superiores a las que manejamos, sin contar los intentos de suicidios que según se contabilizan por ingresos, superan a los suicidios. Es la forma radical de cortar el proceso madurativo por no verte capacitado para vivirlo, por no soportar las demandas del medio ante la falta de recursos. 

Madurar es alcanzar nuestro desarrollo completo, lo vemos claramente con una fruta, pero cuando hablamos de la psique, el concepto es más complejo, hablamos de aceptarnos, conocernos, cambiar nuestras rutinas, tomar una actitud y hacer lo que realmente quieres hacer en el tiempo que cada día consigues obtener. Es muy difícil ser maduro sin tener una cierta libertad, por lo que tenemos que tener siempre presente que nuestros hijos serán adulto en la medida que los padres les dejen libertad y tiempo. Nunca darlo antes de darles formación para que puedan desarrollarse en esa franja. El niño es desorganizado, caótico y entra en cólera ante la frustración, hay que ayudarle a que sea organizado, planifique su futuro a corto y a medio plazo y cuanto a más largo plazo sea capaz de pensarlo, más adulto se irá haciendo. Recordemos que la frustración es la respuesta de mal estar, de ira, cólera, que aparece en un cuerpo cuando se da cuenta que no puede obtener lo que desea. El adulto lo que hace es darse cuenta de sus limitaciones y en lugar de sacar una respuesta negativa, lo ve como una oportunidad de crecer, de aprender lo que necesita para que la situación que le frustró, pueda superarla y conseguir así su objetivo. El ser humano madura casi siempre a través de esa frustración sana que nos pone obstáculos razonables ante las capacidades que tenemos y nos ayuda a aumentar esas capacidades para poder enfrentarnos cada vez a obstáculos mayores. 

Solo es negativo aquello para lo que no tenemos posibilidad de enfrentarnos por injusto o por desproporcionado. Bien sean situaciones de violación en edades tempranas, donde la persona no puede entender esa injusticia desproporcionada que sufre sin saber por qué, violencia extrema ante oponentes que es imposible la defensa, muertes de personas próximas en el plano afectivo antes de poder tener capacidad de razonarlo y que nos han dejado desvalidos y sin opción de afrontarlo, injusticias desproporcionadas que tienen efectos devastadores por el estado o grupos de poder contra un ciudadano indefenso… podemos hacernos una idea de las situaciones que son perjudiciales y dejan una mella negativa en la persona que la ha vivido, sin aprender nada sano en el proceso. En muchas ocasiones, perturbando sus capacidades psíquicas y creando problemas afectivos o somáticos. 

El proceso madurativo es una parte de la vida que nos hace mejor persona, que nos desarrolla como seres humanos y nos facilita la vida, tanto en un plano social, como a nivel de conocernos individualmente. Es superarte y para ello debes medirte contigo mismo y al principio con tus padres, con tus profesores, con tus compañeros y con todas aquellas figuras que consideres te pueden aportar algo. Es esa “lucha” por superarte lo que te ayudará en tu proceso, y gracias a esas personas con las que te mides podrás llegar a ser más grande que ellos. Es una lucha de admiración, de respeto, de querer aprender y de querer agradar a quien te enseña. El querer no defraudar a quien ves confía en ti, es ver que tu triunfo provoca la felicidad en los que están a tu lado, con los que te mides, por lo que es un concepto de lucha positivo y sano, lleno de amor y de generosidad, de respeto y afecto, de amistad y cariño. 

Quien ayuda a crecer a otro ser humano, lo normal es que siempre tenga su gratitud y su afecto, por contra, quien solo protege y limita a otro ser humano, suele generar desanimo, frustración y agresividad. 

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